Sin embargo, en ocasiones, esta respuesta natural del cuerpo se desborda y deja de cumplir una función correcta. En ocasiones esta ansiedad aparece de manera desproporcionada con su causa e incluso puede aparecer sin que haya ningún peligro. Es entonces cuando se produce un sentimiento de indefensión que paraliza al individuo hasta llegar a deteriorar el mecanismo psicosocial y fisiológico. Este desbordamiento se presenta en situaciones inadecuadas y puede llegar a tal grado de intensidad y duración que puede interferir con las actividades cotidianas. Es en este caso cuando se considera trastorno y se recomienda consultar con un especialista.
¿Qué tipos de ansiedad existen?
Existen diferentes trastornos y cada uno conlleva un cuadro de síntomas distinto, todos ellos se agrupan en torno a un patrón común el temor irracional y excesivo:
Trastorno generalizado - Las personas que lo sufren se caracterizan por pasar la mayor parte del tiempo con preocupaciones y tensiones, incluso aunque no haya ninguna situación de riesgo que lo provoque. Esta tensión crónica se diagnostica cuando tiene una duración mínima de seis meses.
Trastorno de pánico – Se trata de crisis de miedo y angustia que aparecen espontáneamente con cierta recurrencia. Esta enfermedad va acompañada de mareos, aceleración del pulso, sudoración excesiva. Son ataques circunstanciales que no están causados directamente por algo en concreto y lo que suelen producir es una sensación de ficcionalidad, irrealidad, miedo a un desastre inminente o a la pérdida total del control.
Trastorno obsesivo-compulsivo – Es una patología que lleva a los pacientes a ser dominados por un pensamiento perturbador y constante, la obsesión, cuyo único alivio y lo único que permite controlar esa ansiedad son una serie de rituales o compulsiones que en ocasiones pueden parecer absurdas. Leer más