Úlcera Gástrica o Duodenal

La úlcera gástrica o duodenal es el daño en la mucosa del estómago, causado por lo general, por una inflamación que debilita y reduce la mucosa que protege al estómago de los ácidos.¿Cuáles son las posibles causas?El estómago está protegido, junto con el intestino delgado, por un revestimiento que resguarda a estos órganos de los ácidos fuertes del estómago. Cuando este revestimiento se ve dañado, el tejido puede inflarse o inflamarse, en este último caso se podría llegar a padecer una gastritis o una úlcera.

Este revestimiento interior es más susceptible de verse dañado en la primera capa, donde surgen la mayoría de las úlceras. En esta parte es donde se produce la úlcera, lesión que destruye esta capa y la atraviesa perforando el duodeno.

La úlcera gástrica es generada la mayor parte de las veces por una bacteria llamada Helicobacter pylori, que convive en el tracto gastrointestinal con muchos de los pacientes que padecen esta enfermedad. Existen sin embargo pacientes que tienen esta bacteria alojada en su duodeno pero que no sufren la enfermedad.

Otros factores que alimentan el riesgo de sufrir una úlcera péptica pueden ser la ingesta desmesurada de alcohol, el uso frecuente de aspirinas, ibuprofenos o naproxenos, fumar tabaco o llevar algún tratamiento de radiación.

¿Cuándo es conveniente visitar a un especialista?

Ante la aparición de cualquier síntoma acuda al especialista. Es posible que las úlceras pequeñas no causen ningún síntoma. Algunas úlceras pueden provocar sangrado serio. El dolor abdominal es un síntoma común que puede diferir de una persona a otra y algunas no lo sienten.

El cuerpo nos da señales que hay que valorar, así que, ante la aparición de cualquier síntoma continuado acuda al especialista. Es frecuente que las úlceras de pequeño tamaño no causen ningún síntoma.  La dolencia más habitual es una sensación aflictiva en el abdomen, un síntoma común que puede diferir de una persona a otra.

Otros síntomas que son importantes conocer pueden abarcar estadios de dolor graduales: falta de apetito para comer o beber líquido, hambre, sensación de vacío en el estómago, nauseas, molestias en el abdomen, dolores estomacales. También se registran a menudo casos de heces negras o con restos de sangre, vómitos con sangre, dolor en el tórax y cansancio.
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