Eritema Infeccioso

El Eritema Infeccioso es una enfermedad infantil contagiosa, pero que también puede causar estragos en personas adultas. Esta patología es reconocible por la aparición de una protuberancia rojiza en la cara, se trata de una enfermedad que no causa grandes daños. Esta infección aparece de forma más recurrente durante el embarazo y puede tener consecuencias importantes para la madre y el niño.

La enfermedad es causada por el virus conocido de menores dimensiones el parvovirus B19. Se trata de un virus muy estable y que por tanto, puede sobrevivir durante más tiempo en la piel. Este virus afecta de forma acusada a las células rojas de la sangre, más específicamente a sus precursores, también conocidos como los eritroblastos. Estas células son destruidas, lo que implica una interrupción en la formación de la sangre. Una de las posibles consecuencias de la infección por la enfermedad es la anemia, que se produce cuando demasiados glóbulos son destruidos por el virus.

Esta enfermedad es reconocible porque aparece una llamativa erupción roja en la pie. Esta anomalía crece con frecuencia en la cara y puede recordar por su forma simétrica a una mariposa. Se extiende a menudo por los brazos, las piernas y las nalgas. Al pasar unos días desaparece, pero puede llegar a permanecer de uno a dos meses.

Esta enfermedad puede aparecer en niños y en adultos de formas muy distintas. En general, el sistema inmunológico puede gestionar bien el virus y no hay importantes quejas. Son las mujeres embarazadas y las personas con deficiencia inmune quienes deben protegerse especialmente de virus ya que esta infección se asocia con complicaciones graves.

La rubéola:

El virus se puede transmitir de muchas formas. La manera más rápida se genera a través de la infección por gotitas. Al estornudar, toser y sonarse la nariz se expulsan diminutas gotas que se distribuyen por el espacio, en el que el virus permanece, lo que puede ser transmitido con facilidad a otros.

Tanto en la piel como en los objetos, el virus puede sobrevivir y contagiarse, por ejemplo, al dar la mano. Si ha desarrollado la erupción, prevéngase para evitar la propagación del virus con el fin de mantener el riesgo y reducir al mínimos las posibles complicaciones, como las mujeres en estado de gestación.

El período de incubación de la rubéola - es decir, el tiempo que transcurre entre la infección y la aparición de los síntomas- es de aproximadamente dos semanas. El síntoma propio de la enfermedad es una erupción cutánea. Sin embargo, no siempre ocurre: En tres de cada cuatro pacientes no se encuentra erupción y la infección aparece sin poder ser detectada.
Independientemente de si la infección provoca una erupción o no: todo el que se infecta con el virus, puede contagiar a otros, hasta el estallido de la erupción. Este fenómeno es en parte responsable de que la infección se propague con tanta fuerza por guarderías y escuela frecuentemente. Esto puede dar lugar sobre todo en invierno y primavera a epidemias importantes.

En general, el eritema se puede curar por sí mismo. En algunos casos, el cuerpo administra la erupción, sin embargo, no siempre logra eliminar el virus. La formación de nuevas células rojas de la sangre puede producir posteriormente anemia. En casos extremos, de desarrolla la llamada crisis aplásica. La formación de la sangre llega a interrumpirse y la persona necesita con urgencia una transfusión de sangre. El virus no puede luchar de manera eficiente en las personas cuya células de la sangre sufren gran debilidad a causa de otras enfermedades como la talasemia o anemia de células falciformes, o cuyo sistema inmunitario es más propenso a ser afectado.

¿Cuáles son los síntomas?


Aunque la erupción se produce en uno de cada cuatro pacientes, es el más común de todos los síntomas. Esta enfermedad se produce sólo de una a dos semanas después de la infección de parvovirus, y surge debido a la respuesta inmune del cuerpo contra el virus.

Esta respuesta inmune conduce a la erupción en forma de guirnalda-en la cara. Sobre todo en las mejillas y en la frente aparecen manchas grandes, onduladas que pueden parecerse a los de una mariposa alrededor de la nariz y puede extenderse a los brazos, las nalgas y las piernas.

Las manchas rojas desaparecen a los pocos días, pero pueden reaparecer de nuevo en varias ocasiones durante las siguientes semanas. La reaparición de las manchas rojas a menudo se desencadena por exceso de luz solar o altas temperaturas.

En algunos niños, la enfermedad produce picor asociado a la erupción. Sin embargo, en la mayor parte de las veces no causa ninguna molestia.

Apenas unos días después de la infección e incluso antes de que ocurra una erupción, la enfermedad es contagiosa. Una vez que la erupción se desarrolla, es prácticamente inofensiva.
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