Enfermedad de Whipple

La enfermedad de Whipple es una infección bacteriana poco común que afecta con mayor frecuencia el sistema gastrointestinal. La enfermedad de Whipple interfiere con la digestión normal, al afectar la descomposición de los alimentos, como las grasas y los hidratos de carbono, y obstaculizando la capacidad del cuerpo para absorber los nutrientes.

La enfermedad de Whipple también puede infectar a otros órganos, incluyendo el cerebro, el corazón, las articulaciones y los ojos.

Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad de Whipple pueden ser graves o mortales. Sin embargo, un tratamiento de antibióticos puede tratar la enfermedad de Whipple.

¿Cómo se presenta la enfermedad de Whipple?


Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad de Whipple puede ser grave o mortal. Sin embargo, un tratamiento de antibióticos puede tratar la enfermedad de Whipple.

Los síntomas gastrointestinales más comunes de la enfermedad de Whipple pueden incluir: diarrea, calambres y dolor abdominal, lo que puede empeorar después de las comidas, pérdida de peso, asociada a la mala absorción de nutrientes.

Otros signos frecuentes y síntomas asociados con la enfermedad de Whipple incluyen: Articulaciones inflamadas, especialmente los tobillos, las rodillas y las muñecas, fatiga. debilidad, anemia...

¿Posibles tratamientos?


El tratamiento de la enfermedad de Whipple es con antibióticos, ya sea solo o en combinación, que pueden destruir las bacterias que causan la infección.

El tratamiento es a largo plazo, que suelen durar un año o dos, en un esfuerzo por destruir las bacterias. Pero el alivio de los síntomas por lo general viene mucho más rápido, a menudo dentro de la primera semana o dos. La mayoría de las personas que no tienen cerebro o del sistema nervioso complicaciones se recuperan por completo después de un curso completo de antibióticos.

Al elegir los antibióticos, los médicos suelen seleccionar aquellos que no sólo acabar con las infecciones del tracto intestinal, sino también cruzar la barrera sangre-cerebro con el fin de eliminar las bacterias que pueden haber entrado en su cerebro y el sistema nervioso central.

Debido al uso prolongado de antibióticos, el médico deberá controlar su condición para el desarrollo de la resistencia a los medicamentos. Si tiene una recaída durante el tratamiento, su médico puede cambiar sus antibióticos.

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